octubre 02, 2008

VOCES DEL PASADO

VOCES DEL PASADO
DOS DE OCTUBRE
Enviado a redciudadanaenlared@gmail.com
….. El día anterior, había dormido en casa de una familia amiga, ese día corrí con suerte pues había logrado cenar en toda forma, habito que ya había perdido desde que empezó el movimiento; al día siguiente o sea el día dos, me reporte temprano al comité y después de platicar largamente con los compañeros se me encomendó la tarea de pertenecer a la comisión de orden en el mitin que se realizaría esa tarde, lo cual como ya sabes, consiste en evitar que se infiltren provocadores en las marchas o mítines o simplemente que los compañeros acelerados bajo el empuje de sus emociones cometan locuras y demás tonterías; para tal fin me recomendaron conseguir alguna cuerda o lo que fuera, con tal de que sirviera para acordonar, aislar, a la gente que participara en el mitin, de otras cuyas intenciones no fueran muy claras, se supone que cada comité deba enviar su correspondiente personal y es claro que estas medidas preventivas son meramente simbólicas ; francamente no me gusto la comisión, pues la considere demasiada infantil, en todo caso yo no pensaba ir, pues tomando en cuenta los resultados del mitin anterior , consideraba que este otro estaría muy aburrido ante la falta de novedades o demandas nuevas ; enseguida busque hasta encontrar a los compañeros del circulo y les comente la triste y aburrida tarea que se me había encomendado, pero estos, en lugar de apoyarme, me lanzaron un discurso sobre las tareas revolucionarias y la importancia de su cabal cumplimiento y cosas por el estilo; no tuve mas remedio que resignarme y maldiciendo en voz baja me dedique a buscar la cuerda mencionada en la desordenada bodega que el comité había habilitado en la escuela y en seguida fui a ponerme de acuerdo con los otros compañeros que el comité había nombrado para realizar la misma tarea, les entregue la cuerda y escape de ahí.

Las tres de la tarde serian cuando el compañero R y yo, pasamos por la villa y tomando la calzada de los misterios nos dirigimos rumbo a la plaza de Tlatelolco; a buen paso nos aproximamos a ella y cuando no eran ni las cuatro de la tarde caminábamos a la altura de la calles cuyos nombres recuerdan a los grandes músicos, por los rumbos de Peralvillo. Alineados sobre la calzada de los misterios se encontraba estacionada una larga fila de transportes policíacos, eran grandes autobuses azules, no menos de cincuenta de ellos, la primera impresión que nos causo fue de que algo malo iba a suceder, quizá una detención masiva de estudiantes; preocupados R y yo, volteamos a todos lados tratando de localizar a los policías que estos autobuses habían transportado; pensamos que debían ser varios cientos y sin embargo no vimos a ninguno de ellos. Esto no me gusta nada le dije a R, esto huele a trampa, lo mismo pienso me contesto.

Desconfiados, llegamos a Tlatelolco y dimos un rodeo completo a toda la zona habitacional buscando algún indicio de la presencia de la policía y no vimos nada sospechoso; entonces nos dirigimos a la plaza que era el lugar acordado para realizar el mitin y cuando llegamos ya había bastante gente.
Rápidamente busque a los otros compañeros que el comité comisiono para conservar el orden; estaban esperándome desde hacia un buen rato y ya tenían todo preparado, es decir que la cuerda ya estaba colocada y los compañeros ya estaban colocados en sus respectivos lugares, incluso, cuando yo me escape de la escuela ellos se dedicaron a armar algunas pancartas que todavía no habían desplegado, pues esperaban a que llegara mas gente.
Comente de manera rápida a los compitas que estaban cerca de mi, el asunto de los autobuses azules; pero el sonido de los altavoces y aplausos que se producían a la llegada de los contingentes no permitió darle mayor importancia y pronto fue olvidado, incluso por mi.

Los compañeros de la comisión de orden, de mi comité, nos correspondió estar exactamente debajo del presidíum que estaba formado por algunos delegados del CNH y que estaba instalado en los primeros niveles del edificio Chihuahua; este edificio se encontraba repleto de gente en todos sus niveles incluyendo su azotea.

En pocos minutos la plaza se lleno de gente, estudiantes, inquilinos, amas de casa pero lo mas celebrado era la llegada de contingentes obreros que eran recibidos por prolongados aplausos; sin embargo nosotros por estar muy ocupados vigilando el orden no poníamos mucha atención en lo que se decía en los altavoces.

La parte de la plaza en la cual estábamos situados vigilando el orden, estaba repleta de gente, de rápidos vistazos nos dábamos cuenta que la gran masa estaba formada por una gran variedad de personas, mujeres de todas las edades, niños, niñas, señoras embarazadas, se veían familias completas, padre madre hijos; jóvenes, adultos, viejos; había de todo, el mitin mas que combativo se veía festivo.

Las consignas se oían fuertes en los altavoces, y enseguida se escuchaban los aplausos, esto se encontraba en su apogeo aproximadamente como a las cinco y media de la tarde; debo decirte que desde hacia varios minutos, un helicóptero realizaba algunas pasadas sobre la plaza que a estas horas se encontraba totalmente llena, incluyendo sus zonas vecinas; se notaba que este vuelo con tufos de provocación, ponía nerviosa a la masa; al compañero R no lo veía por ningún lado, era imposible con tanta gente, quizá unas diez mil personas.

En una de las pasadas del helicóptero, se desprendieron unas luces de bengala de lo que a mí me pareció la azotea de la iglesia que esta junto a la plaza; toda la gente empezó a inquietarse y ver hacia arriba mientras las luces caían; de pronto oímos algunos gritos y observamos movimientos de la masa exactamente frente a nosotros y a unos cuantos metros; por la escalera que conduce a los niveles superiores del edificio Chihuahua, unos individuos de pelo corto y trajeados, subieron corriendo hacia arriba del edificio mientras que otros se dirigían hacia el presidium, jamás olvidare a uno de estos sujetos que tomando del cuello a una muchacha y protegiéndose con ella, disparaba su pistola, con la mayor sangre fría del mundo hacia la masa que se extendía unos pocos metros debajo del, tras haber disparado antes sobre una persona que estaba cerca del presidium.

Todo esto pasaba en cosa de segundos; cuando dicho sujeto tranquilamente balaceaba a la multitud, esta respondió de manera diversa, una parte de la masa probablemente todavía no se daba cuenta de lo que pasaba en el presidium pues seguían contemplando la bengala que caía lentamente; los compañeros que cuidábamos el orden y la multitud que se encontraba en la vecindad de las escaleras de ascenso del edificio , así como la que contemplaba atónita estas escenas criminales , desde abajo en la explanada, empezamos todos a lanzar gritos e improperios a estos cobardes asesinos , pero al mismo tiempo nosotros, que llevábamos la consigna de evitar desordenes, entupidamente pedíamos a gritos desesperados calma a la masa, ¡calma compañeros , calma, esto es una provocación , siéntense, calma ¡ ; la multitud, como verdadero mar embravecido nos zarandeaba sin hacer el menor caso.

Los disparos continuaban en medio del desorden, enfurecidos ante el ataque cobarde y sanguinario de los tipos que en los primeros niveles del edificio cometían toda clase de atrocidades, empezamos a arrojar sobre ellos lo que teníamos a mano, pequeños trozos de madera que se obtenían al romper las delgadas reglas que sostenían las pancartas; sin embargo por alguna razón corría un fuerte viento y estos frágiles proyectiles materialmente se los llevaba el viento, dando un espectáculo ridículamente trágico; no tuvimos la oportunidad de seguir viendo las atrocidades que pasaban en el edifico Chihuahua, una inmensa oleada humana me levanto del suelo de tal modo que me movían de un lado a otro sin que pudiera hacer nada para evitarlo; se escuchaban muchos gritos desesperados detrás de mi , precisamente de la inmensa masa que se encontraba en la plataforma de la plaza, yo me encontraba en el extremo , junto al edificio Chihuahua y viendo hacia el; ¡ el ejercito , el ejercito! Ahí viene el ejercito ¡gritaban.

Cuando pude volver la vista, pude observar un gran numero de soldados que perfectamente bien ordenados marchaban hacia el edificio Chihuahua; estaban penetrando por el extremo contrario de la plaza; me olvide por completo de los trajeados asesinos y me concentre en intentar calmar a la multitud que se removía empavorecida y yo ni siquiera podía poner los pies en el suelo; todavía lance unos cuantos gritos desesperados, pidiendo calma a la multitud , ¡cálmense compañeros , cálmense¡ sentémonos¡ no demos motivos a que los guachos se aceleren! Todo fue inútil, la gente intuyendo lo peor empezó a huir en desbandada por donde pudo, y entonces, en fracciones de segundo, empezó la matanza.

Se oyeron al mismo tiempo miles de disparos, era un diabólico concierto con sonidos variados, ahora que ya conozco un poco de armas, puedo suponer el armamento utilizado para llevar a cabo tan heroica acción, se escuchaban repiqueteos de metralletas de todo tipo, posiblemente UZI, el traqueteo de carabinas M-2 , M-1 , mosquetones , y hasta los roncos sonidos de las ametralladoras cincuenta, todos disparando al mismo tiempo.

Ni en la pesadilla mas negra que haya tenido, hubiera imaginado que un gobierno pudiera ordenar tal carnicería; simplemente no podía creer lo que estaba viendo estoy seguro que muchos murieron con ese mismo pensamiento; incluso bajo la lluvia de balas se oían consignas que por el infernal ruido se oían muy lejanas, seguramente eran de las comisiones de orden que todavía decían! No corran compañeros son balas de salva, no corran ¡ yo también lo creía así pero esta ilusión se desvaneció pronto, cuando escuche sobre mi cabeza los miles de zumbidos y vi caer a mi lado las primeras victimas destrozadas por las balas; caían sin lanzar ningún quejido , sus cabezas tronaban al ser impactadas, con el mismo sonido que producen las calabazas al caer al suelo; en pocos segundos se despejo la zona de mis alrededores y así pude tocar el suelo con mis pies.

Sentí bastante miedo pero no el suficiente para ponerme histérico, mi primera intención fue correr hacia el lado contrario de donde venían los soldados , es decir hacia el edificio Chihuahua pero desviándome hacia la derecha , pero apenas había avanzado unos metros, todavía sobre la plataforma de la plaza, cuando vi que un grupo de gentes me había tomado la delantera en este propósito y estaban a varios metros de mi, pero de pronto de entre el tumulto que huía despavorido en la parte baja del edificio surgieron unos soldados que abriendo fuego indiscriminadamente, recibían a los que trataban de huir de la plaza ¡ estábamos totalmente rodeados!.

De unas cuantas zancadas , imagino que en fracciones de segundo, avance hacia el costado de la iglesia , bajo una infernal lluvia de balas y motivado por los miles de zumbidos sobre mi cabeza que estas producían, salte al suelo lo mas rápido que pude y caí sobre mi estomago pero en terreno blando, sobre el pasto, aunque en esos momentos poco importaba el lugar donde cayera.
Permanecí lo mas pegado al suelo como fuera posible, escuchaba los miles de disparos que se hacían, ráfagas y mas ráfagas, traqueteos de diversas armas automáticas y semiautomáticas , aquello si que era un verdadero infierno, pero lo mas cruel del asunto es que no teníamos absolutamente nada para defendernos .

Se oía que el tiroteo era generalizado, estaban masacrando a la plaza entera; desde que vi caer a los primeras victimas de los asesinos trajeados y luego la de los militares, me convencí de que nos matarían a todos.

No me atrevía a levantar la cabeza , ni siquiera quería respirar, solamente escuchaba la matanza; por todos lados se escuchaban silbatos , de esos que utilizan los militares para dar ordenes, en aquel momento todo indicaba que servían para coordinar los ataques; después de unos cuantos minutos , me atreví a abrir los ojos y lo primero que observe fue un soldado chaparrito que corría cargando un fusil ametrallador , de esos de tripie y poniéndose rápidamente pecho a tierra empezó a disparar precisamente hacia la zona donde yo estaba. También me di cuenta que a mi alrededor , se encontraba una gran cantidad de personas, estaban como yo, bocabajo, inmóviles, era imposible saber si estaban vivas o muertas , pues había sangre por todos lados; de pronto a mi derecha y unas cuantas decenas de metros, el soldado chaparro, empezó a disparar sobre nosotros , las balas de la ametralladora pasaban sobre mi cabeza con un zumbido ronco como un moscardón, sus impactos daban a mi alrededor sintiendo fuertes golpes en la cara por los trozos de pasto y barro que arrancaban y el suelo vibraba fuertemente con el ritmo de las ráfagas de la ametralladora; francamente hermano , pensé que era mi fin y lo peor , asesinado como un perro ,sin poder defenderme.

Me aplaste junto al suelo lo mas que pude , cerré los ojos para que el maldito guacho no los viera y espere el balazo definitivo; de pronto a mi izquierda , junto a mi, un compañerito empezó a lanzar grandes gritos de pánico, no pudo soportar mas , ¡no disparen , no disparen por favor ¡ decía , desesperado y sacando valor y fuerzas no se de donde, me incorpore estirando la mano izquierda y haciendo caso omiso de las balas lo tome del cuello con furia y angustia a la vez que le gritaba : ¡ agáchate pendejo o te destripan, agáchate! Sin soltarlo del cuello lo mantuve con la cabeza hundida en el barro mientras se convulsionaba del terror; sin levantar la cabeza continuaba gritándole ¡cálmate, que no vean que estas vivo, aguante compañero! Angustiado me grito! Ya me cague, ya me cague! A pesar del pánico que ambos sentíamos, yo entendí que se sentía avergonzado por no poder controlar sus instintos y como una forma de solidarizarme con el, le grite! Yo también ya me cague ,pero eso vale madre compañero !cálmate!.

La matanza continuaba y los zumbidos sobre nuestras cabezas igual, de pronto todo quedo en silencio, solamente se escuchaban las ordenes que se daban los militares por medio de sus silbatos, todo era quietud a mi alrededor, después de unos segundos de haberse suspendido el fuego, abrí los ojos. En medio de un gran charco de sangre que regaba el pasto, se encontraban un gran numero de personas; además del compañero nervioso que permanecía quieto y bocabajo junto a mi, se encontraban otros compañeros tirados en desorden , algunos se veían bocaarriba y era evidente que estaban muertos , había mujeres y hombres , se veían jóvenes ; observe que una muchacha que estaba como a seis metros de mi , hacia la pared de la iglesia, se convulsionaba ,temblando sin control pero no parecía estar herida , tenia la falda subida hasta arriba y se notaba su ropa interior ,estaba bocabajo; pocos segundos duro la tregua ; al mismo tiempo empezó de nuevo el tiroteo , ahora con mas furia , esta vez no cerré los ojos , los mantuve entreabiertos ,viendo hacia la iglesia ; de pronto un hombre joven que estaba justo delante de mi, sin importarle el peligro o quizá venciendo el pánico que sentía, se incorporo con la velocidad del rayo y realizando una rapidísima carrera ,se lanzo al suelo para cubrir con su cuerpo a la muchacha que estaba convulsionada por el terror ; logro su objetivo a medias pues por la velocidad de la maniobra solamente pudo cubrir a su cabeza y los brazos y dejando al descubierto todo el resto del cuerpo; la vergüenza pudo mas que mi propio miedo y antes de pensarlo siquiera repetí la maniobra que el había realizado y esta vez con mejor suerte , pues la muchacha quedo bien protegida.

Pero yo no, pues gracias al volumen de su cuerpo, parte del mío quedo demasiado levantado del suelo y eran precisamente mis malditas nalgas. Sentí verdadero pánico al escuchar los zumbidos de las balas que pasaban sobre nuestras cabezas; deseaba con toda el alma ser tan flaco como un papel para no ofrecer blanco alguno a los malditos guachos; sin embargo no me moví, si he morir pensé, cuando menos que sea con el orgullo de haber sido útil. Así permanecimos varios minutos, escuchando la infernal balacera, resignados a lo que fuera; de pronto otro repentino silencio y los silbatazos por todos lados; a los pocos segundos empezó a llover, fue apenas una llovizna, menudita, empezaba a obscurecer.

Empecé a mover la cabeza muy lentamente y mas que todo los ojos , tratando de ver lo que pasaba; a mi derecha muy lejos , exactamente en la esquina de la iglesia distinguí claramente dos grandes montones de cadáveres, quizá treinta o cuarenta muertos en cada montón, habían varios camiones de volteo donde estaban arrojando los cadáveres , empezaron a escucharse los lúgubres alaridos de las ambulancias, llegaban de todo tipo y color , mientras tanto en la plaza los soldados se dedicaban a la heroica tarea de recoger mas muertos ; los arrastraban de los pies como si fueran reses sacrificadas; hasta pude observar a dos soldados que llevaban cargando a otro que estaba herido el cual parecía lanzar lastimeros lamentos. Imposible conocer el número de muertos; sin embargo considerando la gran multitud que había en la plaza y la bestialidad del ataque, los muertos han de contarse por varios cientos, cuando menos.

A lo lejos se escuchó un débil disparo y esto sirvió de motivo para que el tiroteo se repitiera de nuevo y esta vez tardó mas tiempo, sin embargo quizá debido a la obscuridad, a la costumbre o por la resignación, lo único que hicimos todos fue permanecer exactamente como estábamos, pero por mi parte el pánico había desaparecido dando paso a una especie de entumecimiento de la mente , es decir todo me valió un comino , incluso la vida.

Así permanecimos durante mucho tiempo, perdí la noción de el, de nuevo el tiroteo ceso y como ya era costumbre, solamente escuchábamos el sonido de los silbatos y los lastimeros gemidos de las sirenas de las numerosas ambulancias que llegaban a recoger su macabro cargamento.

Era noche, quizá las nueve y todavía permanecíamos en la misma posición; pues no era prudente ni siquiera movernos, este sentimiento de desconfianza absoluta , de prudencia extrema, era general ; pues nadie se movía a pesar de que, como pude constatar después, había muchos sobrevivientes.

Mientras tanto los soldados continuaban su gloriosa tarea de limpiar de cadáveres la plaza, lo hacían rápido y con eficiencia; con los ojos muy abiertos pero escondidos observaba sus agitados movimientos, se les notaba nerviosos , temblaban mas que nosotros, parecían que estaban borrachos o bajo el efecto de alguna droga; solamente en semejantes condiciones un hombre es capaz de realizar este tipo de aberraciones, son hechos criminales con un grado infinito de cobardía y vileza.

Sin embargo no me consideraba a salvo y creo que nadie pensaba diferente , pues tenia la corazonada de que cuando los guachos se dieran cuenta que estaba vivo me matarían ahí mismo; con esta maldita idea permanecí durante bastante tiempo hasta que me di cuenta que un soldado se dirigía con el fusil embrazado y con bayoneta calada hacia el pequeño montón que formábamos , mientras otros chocaban muertos y heridos en los alrededores; esto lo considere mi fin, moriré a bayonetazos pensé, con el cuerpo completamente entumido por la posición y el frío espere el golpe definitivo; sin embargo estuve de suerte pues en lugar del bayonetazo esperado recibí únicamente una fuerte patada en las costillas que por reflejo o furia desesperada me hizo reaccionar con bastante rapidez pero antes de que tuviera alguna secesión en contra del soldado mi animo se enfrío al ver la brillante punta de la bayoneta junto a mi cuello: dando un raro gruñido y temblando sin poder contenerse , el guacho me indico que caminara rumbo a la pared de la iglesia mientras checaba a patada limpia quienes estaban vivos en los montones de personas que permanecían regadas por todos lados en medio de charcos de sangre: el silencio era sepulcral mientras las gentes se incorporaban y se dirigían hacia donde nos ordenaban, a pesar de la obscuridad se notaba claramente el semblante desencajado de los compañeros y seguramente el mío también; sin embargo muchos ya no se levantaron , ahí quedaron , murieron sin lanzar ninguna queja, tratando de alcanzar un lejano sueño.

En pocos minutos, una gruesa columna compuesta de mujeres y hombres de todas las edades, se encontraba situada en el costado de la iglesia, junto a la pared, estábamos formados de cuatro en fondo si mal no recuerdo; frente a nosotros se alinearon los soldados portando cada uno un fusil ametrallador, de esos que tienen adaptado un Tripie; el pensamiento general era que ahí mismo nos fusilarían, lo que acabábamos de ver, nos lo indicaba claramente. El chacal de Díaz Ordaz no deseaba seguramente dejar testigos ni huellas.

Los soldados nos ordenaron quitarnos los cinturones, peines, lápices, relojes y plumas, ignoro el motivo, probablemente sean recomendaciones que dicta la sofisticada estrategia militar ante enemigos muy peligrosos, o quizá era solamente un simple despojo, botín de guerra le llaman.

A pesar de que los soldados se encontraban a una distancia no mayor de tres metros, apuntándonos con sus fusiles, temblorosos y con los rostros mas desencajados que los nuestros, extremadamente agresivos pero con el miedo a flor de piel, la gruesa columna humana se mostraba serena y hasta podría jurar que demostraba altivez; siempre que recuerdo esto, me inclino humildemente ante este comportamiento tan viril, que nuestro pueblo demostró esa noche.

Las platicas surgieron de inmediato entre los compañeros que se encontraban cerca, los guachos con sus secas ordenes no pudieron callar a la multitud que en voz baja comentaba la feroz carnicería; es probable que el pleno convencimiento que teníamos de que pronto nos asesinarían, nos diera el animo suficiente para mandar al diablo las ordenes militares, pues si de todas maneras íbamos a morir lo mismo daba un minuto después o un minuto antes.
Ahí mismo y en voz baja, se armaron discusiones acerca de nuestro destino, todos los argumentos eran validos además de muy sólidos; algunos opinaban que nos iban a fusilar ahí mismo , otros pensaban que nos llevarían al campo militar numero uno, lugar muy solicitado por los políticos asesinos que nos gobiernan, para desaparecer a los que luchan por una patria digna; allá nos llevaran decían, pues ahí cuentan con hornos crematorios para incinerarnos y así no quedara huella de nosotros; otros los menos, pero sin embargo los mas optimistas opinaban que nos llevarían a la cárcel , quizá Lecumberri o Santa marta Acatitla ;pues no le conviene al chacal mas muertos decían , ya tuvo demasiados y se quemaría con este asunto de las olimpiadas: Debo decirte hermano, que yo me inclinaba por la primera posibilidad y deseaba tener el tiempo necesario antes de morir para despedirme con un grito lanzando vivas a la revolución , aunque estaba temblando de miedo.
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Entre nosotros se encontraba un norteamericano, periodista decía ser, que estaba aterrado y lloraba amargamente, yo he estado en Vietnam decía con su mal español y nunca vi una cosa tan terrible como esta; yo quiero irme de aquí murmuraba; ante esto, algunos compañeros trataban de consolarlo aparentando tomar las cosas a la ligera , medio en broma, tu eres gringo le decían y te dejaran ir no te preocupes, pues para ti, ya paso lo peor, jodidos nosotros que todavía nos falta.

En estas cavilaciones nos encontrábamos cuando a lo lejos sonó un disparo .
Inmediatamente los guachos nos ordenaron ,ponernos pecho a tierra, mientras que ellos se parapetaban detrás de la trinchera humana que se formo al cumplir nosotros las ordenes; estaban haciendo la grotesca farsa de que estaban siendo atacados por misteriosas fuerzas parapetadas en no menos misteriosos lugares; sin embargo para seguir con su plan trazado, empezaron a disparar hacia algún lugar que no ubique, pues tenia cerrados los ojos debido a la lluvia de casquillos candentes que caían sobre nuestras caras y cuerpo , de todos los fusiles ametralladoras que disparaban al mismo tiempo, el maldito ruido era ensordecedor.

La farsa continuo por largos minutos ; de pronto todo quedo en silencio , se escuchaban únicamente los ya conocidos silbatos; abrí los ojos con cuidado, esta vez ya no hubo muertos o por lo menos no vi ninguno.

De pronto escuchamos un ruido parecido al que causa un viejo tractor al desplazarse, con sorpresa observamos que un tanque de guerra se aproximaba hacia el edificio Chihuahua, estaba llegando por el mismo punto donde lo hicieron los soldados; al llegar aproximadamente a la mitad de la plaza, se detuvo y empezó a dirigir su cañón hacia el edificio Chihuahua, en seguida se oyó una explosión sorda y empezó a arder una pequeña zona del ultimo piso del edificio .

Todos pensamos que el bombardeo iba a continuar sobre el y en voz baja nos preguntábamos que cual podría ser el motivo de semejante barbaridad; Sin embargo no fue así; pues el viejo tanque solamente realizo un disparo.

En eso momentos empezó de nuevo una ligera llovizna mientras contemplábamos el incendio, y quizá por esa razón el fuego se apago, dejando una mancha negra sobre esa zona , esta mancha adquirió la forma de un triangulo invertido , con bastante parecido a una V de la victoria; aunque nunca he podido dejar claro si fue un buen presagio para el movimiento estudiantil o lo fue para las valientes huestes del ejercito, como una especie de reconocimiento a su bravura en combate contra gente civil, incluyendo niños y mujeres embarazadas y además desarmados.

Después de permanecer un buen rato tirados , en posición de pecho a tierra, nos ordenaron ponernos en pie; así permanecimos algunas horas, platicando en voz baja sobre diversos asuntos , para combatir la tensión.
De pronto llego la orden de trasladarnos hacia la parte posterior de la iglesia; la gran columna empezó a moverse lentamente presintiendo lo peor; la fila de soldados marchaba junto a nosotros sin dejar de apuntarnos con sus fusiles.

La marcha continuo hasta situarnos detrás del edificio de relaciones exteriores, junto a una especie de alberca que ahí se encuentra; ahí nos ordenaron hacer alto; la gente se iba acomodando donde podía a medida que llegaba, de tal manera que se formo ahí mismo una gran concentración ; los soldados nos ordenaron sentarnos y permanecer quietos y callados.

Así permanecimos durante algunas horas , sin movernos ; cuando alguien, mujer u hombre, tenia que realizar alguna necesidad fisiológica tenia que hacerlo ahí mismo; para ello se formaban cortinas con las chamarras y suéteres o simplemente con los propios cuerpos de los compañeros mas cercanos , para que las compañeras tuvieran alguna privacidad en esos momentos.

Se sentía que eran las primeras horas de la madrugada, cuando empezaron a llegar los primeros autobuses azules ; rápidamente nos ordenaron ponernos de pie y formar dos filas , hombres en una y mujeres en otra; indudablemente esos autobuses eran los mismos que estaban estacionados en la calzada de los misterios esa tarde.

En ese momento me acorde de R, y aunque soy un poco ateo, rogué a Dios que haya logrado escapar de la matanza; pero debo decirte hermano , que desde ese día no lo he vuelto a ver.

Recuerdo que cuando esa tarde vimos los camiones estacionados en la calzada, sentimos que se preparaba una trampa , pero jamás imaginamos que seria de esa magnitud.

El chacal y sus estrategas, prepararon la carnicería a conciencia; pues además de contar con bastante anticipación, con los transportes necesarios para el traslado de los sobrevivientes, ya tenían preparados con antelación las cárceles donde iban a encerrarlos; de esto me di cuenta mas tarde, cuando me toco el turno de abordar .mi correspondiente autobús; sin embargo al principio no teníamos la menor idea a donde nos llevarían.

Fue mas tarde cuando llegamos a nuestro destino, Santa marta Acatitla, cuando respire aliviado, pues francamente pensé que había corrido con mucha suerte. Cuando llegamos, nuestro diligente chacal ya había previsto el lugar donde nos encerrarían, pues los carceleros habían desalojado con prudente anticipación, toda un ala completa del penal para tal propósito; si consideramos que los prisioneros sobrevivientes enviados a Santa marta, fueron mas de mil , y si consideramos que en cada celda guardaron cuatro personas , se deduce que tuvieron que desalojar , cuando menos doscientos cincuenta celdas:
La cantidad de mil prisioneros, es minima, pues cada compañero tenia asignado un numero y el mío superaba el ochocientos, pero había compañeros que tenían un numero mayor.

Desalojar esta cantidad de celdas realmente requiere tiempo; por lo tanto debe reconocerse que el chacal realizo sus planes con esmero y con buen tiempo.

Ignoro si otros compañeros , fueron enviados a otras cárceles, pues cuando se llenaban de compañeros, los autobuses partían inmediatamente, sin dar mas explicaciones.

De madrugada, quizá las tres o cuatro de la mañana fue nuestro arribo al penal; fue precisamente en los pasillos , cuando nos dirigíamos a la zona asignada, cuando me di cuenta que me faltaba un zapato; no tengo idea de cuantas horas pase en esas condiciones, ahí bajo las luces , pudimos darnos cuenta de nuestro miserable aspecto; estábamos sucios, cubiertos de lodo y pasto, muchos de los compañeros tenían sus ropas manchadas de sangre; además yo no era el único que le faltaba un zapato , habían otros que les faltaba uno o los dos.

Bajo el señalamiento de un compañero, también me di cuenta que mi camisa se encontraba cubierta de sangre en la zona de la espalda; realmente no me explico como pudo ser así, pues el único momento en que quede cubierto por el cuerpo de otros compañeros, fue cuando nos ordenaron ponernos pecho a tierra, cuando estábamos pegados a la pared de la iglesia.

Cuando la numerosa columna de sobrevivientes, se dirigía a la zona asignada, los prisioneros del penal de Santa Marta sacaban los brazos y asomaban sus rostros por las ventanas de los pisos superiores , lanzando todo tipo de insultos y obscenidades , como intentando asustarnos , pero los compañeros ni se inmutaron , pues es difícil asustarse después de haber sobrevivido a una terrible matanza como la que acabábamos de sufrir.

Nos encerraron en una sola zona , es decir que aunque nos asignaron una celda para cuatro compañeros , era posible comunicarnos de celda y celda, estábamos juntos , de ese modo, nos dábamos perfecta cuenta de lo que pasaba; los comentarios y rumores circulaban sin interrupción de celda en celda . Era un pensamiento casi generalizado de que el pueblo se levantaría en armas de un momento a otro, desde nuestro punto de vista era imposible que el terrible crimen cometido quedara sin castigo; sin embargo estábamos incomunicados con el mundo exterior y no podíamos siquiera disponer de un periódico, la moral era buena , había tensión pero no miedo , en cambio se sentía un ambiente de revancha política , pronto empezara la revolución decíamos; entre nosotros había gente de la JC , ahí mismo en mi celda había uno que se veía muy preparado, además de astuto , pues fue precisamente por sus prudentes consejos que cada uno empezó a preparar una buena coartada para justificar su presencia en el lugar de la matanza; en mi caso, prepare la mía a conciencia , pues entendía que mi pellejo estaba de por medio.

.Además entre los prisioneros no había desconfianza, y mucho menos entre los compañeros de la misma celda, por lo tanto platicábamos abiertamente de nuestras emociones y proyectos. Con el compita de la JC platicábamos sobre la política que el partido muy probablemente seguiría después de la masacre; lo mas seguro es que ya estuviera elaborando su estrategia de guerra y preparándose con los recursos necesarios; así como debería estar seleccionando ya, sus cuadros de combate: fue ahí , entre los obscuros pasillos de Santa Marta donde empecer a escuchar las primeras intenciones, de algunos compañeros, de irse a pelear a las montañas, las miradas se dirigían hacia los rumbos de guerrero, con Genaro Vázquez; la idea me pareció correcta y necesaria y decidí llevarla a cabo; por lo tanto solamente esperaba salir del encierro y platicaría al respecto, con los compitas del partido para llegar a un acuerdo.


mientras rumiábamos nuestra impaciencia , nos entreteníamos jugando ajedrez con figuritas elaboradas de migajón que obteníamos de los enormes bolillos , marros le llaman los inquilinos de todos los penales, que a diario nos daban como alimento, además de otras viandas ,mas apropiadas para perros que para seres humanos. Continuamente llegaban policías a llamar a los compañeros para que pasaran a declarar ante los ministerios públicos que trabajaban a marchas forzadas los tres turnos del día; pero aquí las declaraciones tenían que realizarse tres veces, para que los señores de la ley buscaran contradicciones en ellas y asi poder armarle buenos delitos a los detenidos.

La primera declaración que hice fue aproximadamente como a las once de la noche, las salas donde se realizaban los interrogatorios estaban repletas de compañeros que estaban declarando; por mi parte me costo bastante trabajo convencer a los señores de la ley de que era inocente , al verme, aparentaron impresionarse con mi deplorable aspecto, sucio y cubierto de sangre y de ninguna manera querían aceptar la idea de que pudiera ser inocente.
La segunda declaración la hice a los dos días, quizá las once de la mañana, y fui devuelto a mi celda una vez más.

Un día, nos encontrábamos muy concentrados, jugando ajedrez en nuestra celda, cuando de la celda vecina llego un mensaje muy preocupante, pues nos avisaban que por ahí venían algunos agentes de gobernación , registrando celda por celda, en busca de dirigentes o de activistas que ya estaban bien ubicados por los servicios policíacos; rápidamente nos incorporamos y nos preparamos para lo peor, en cuestión de minutos hicieron su llegada los policías, vestían como ellos se imaginan que visten los policías gringos, de acuerdo a las películas, llevaban gabardinas largas y sus inseparables lentes negros, pero lo mas preocupante del asunto era que junto a ellos marchaban muchachos jóvenes con aspecto de estudiantes, al verlos, en voz baja y temblorosa el compita de la JC me dijo: son los malditos soplones , ya nos llevo la chingada!.

En efecto, los policías nos obligaron a acercarnos a la reja de la celda y llamando a los soplones les preguntaron si conocían alguno de nosotros ; los delatores se acercaron junto a nosotros y observándonos cuidadosamente durante algunos segundos que a mi se me hicieron eternos, les contestaron : no aquí no hay ninguno.

En realidad yo si había visto a uno de ellos en la vocacional siete , cuando lo vi por primera vez , pensé que su violento discurso que pronunciaba en las afueras de la escuela , era mas actuado que sentido ; sin embargo no le di importancia al asunto ,el por su parte seguramente también me había visto, pues nunca oculte mis actividades, sin embargo guardo silencio.
Jamás conoceré las causas de su conducta; sin embargo, no todos corrieron con suerte pues varios compañeros fueron sacados de las celdas y llevados a otras cárceles seguramente secretas donde probablemente fueran torturados con toda impunidad.

Un día fui despertado en la madrugada, y llevado a las salas para hacer mi tercera declaración, como siempre repetí la misma historia, punto por punto palabra por palabra; el señor de las leyes hizo hasta lo imposible para envolverme y hacerme caer en contradicciones, pero no pudo, pero esta vez ya no volví a mi celda , de ahí mismo me echaron a la calle.
Con un frío que calaba los huesos, salí arrastrando mi único zapato y me acomode en donde pude en la puerta del penal , ahí se encontraba un gran numero de personas que estaban buscando a sus hijos, hermanos padre o hermanas, era un verdadero tumulto; hasta cierto punto me sentí reconfortado pues no estaba solo, cuando menos, el frío que era intenso, se repartía entre mucha gente.

A cada momento salían compañeros del penal, el movimiento era grande a pesar de ser de madrugada; de pronto salio otro de los compañeros que estaban en la misma celda donde yo estuve, me dio mucho gusto verlo y a el también, pero a diferencia mía que no me esperaba nadie , por el si fueron sus padres y al instante fui presentado ante ellos; los señores me preguntaron si alguien iría por mi y al plantearles que mi familia se encontraba muy lejos, se ofrecieron muy amablemente con llevarme a la ciudad, lo cual acepte de inmediato; el señor manejaba un taxi y en el transcurso del viaje ellos también me preguntaron si tenia donde quedarme y al responderles que en ese momento no tenia a donde ir , me ofrecieron su casa; tan maravillosa oferta no la deje ir y por supuesto también acepté de inmediato.

Durante el recorrido rumbo a la casa del compañero, sus padres fueron preguntando acerca de los sucesos de Tlatelolco , nosotros les explicamos los detalles de la feroz carnicería y yo observaba la gran preocupación que se iba apoderando de ellos ; para mi una cosa quedo clara; ellos ignoraban la magnitud de lo acontecido, no tenían la menor idea de que había pasado y de acuerdo a sus propias apreciaciones , podía pensarse que en general, el pueblo de México , solamente tenia una ligera idea de los hechos y cuando mucho lo consideraban una fuerte escaramuza entre estudiantes y policías.
La decepción que sentimos el compañero y yo, no pudo haber sido mayor; pues hasta en esos detalles afino su estrategia el chacal; si no hubiera sido por el miserable aspecto que presentábamos y la total coincidencia en nuestros relatos, ni siquiera ellos nos hubieran creído; sin embargo ante la evidencia de los hechos aceptaron lo que les dijimos, logrando preocupar a la buena familia.
Llegamos a la casa cuando empezaba a clarear el día y fui invitado a dormir en una pequeña recamara, mientras amanecía totalmente y además de acuerdo al criterio de los señores , deberíamos descansar un poco.

Desperté como a las ocho de la mañana y cuando termine de bañarme , ya tenia varios días de no hacerlo, la buena señora me dio una sencilla camisa blanca que me quedaba bastante pequeña y unos zapatos servibles aunque algo viejos y torcidos, con la punta viendo hacia arriba , aunque conservaban todavía un elegante color negro acharolado; termine de vestirme y me costo bastante trabajo resignarme de mi nuevo atuendo , pero pensé que siempre será preferible aparecer ante la gente, como algo cómico antes que trágico y macabro, que era el aspecto que yo presentaba con la camisa ensangrentada y sucia calzando un solo zapato, cuando llegue a esa casa; después me invitaron a su mesa donde pude disfrutar un buen desayuno.

Agradecí muy sinceramente todo el cariño y el apoyo que esta buena familia me brindo , y despidiéndome del compañero que por cierto ni su nombre logre conocer, y de sus padres, me dirigí lo mas rápido que pude a tu departamento que había sido uno de nuestros últimos refugios antes dela masacre.

El motivo de mi prisa era la gran preocupación que sentía por saber lo que había pasado con los compitas del comité; caminaba lo mas rápido que podía mientras mi imaginación me traicionaba pensando las peores cosas acerca de la suerte que pudieran haber corrido los compañeros; a veces mis pensamientos eran interrumpidos por los sonoros traqueteos de los tacones de mis viejos zapatos , pues estos, no solamente tenían las puntas viendo hacia arriba al mejor estilo árabe, sino además tenían los tacones desgastados y no precisamente parejos y al caminar producían un sonido bastante parecido al que producen los caballos con herraduras , cuando caminan sobre calles empedradas.

Durante el recorrido a tu departamento, que por cierto quedaba bastante lejos , mil pensamientos llegaron a mi cabeza; no podía entender la indiferencia del pueblo ante la masacre, la única explicación era que el estado había ocultado hábilmente los hechos; de una vez y para siempre comprendí la inmensa corrupción que predomina en la gran prostituta de México, la prensa ; pero no únicamente la prensa escrita , también en los medios televisivos y de radio predomina esta inmunda corrupción ; no existe calificativo adecuado para definir a todos los medios informativos en este México nuestro.

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